Metal y poliamida: una conveniente convivencia

Guardian es un fabricante de parabrisas para recambio de automóviles que desde que conoció a Grupo Solitium ha pasado de producir estas piezas en aluminio para fabricarlas con tecnología aditiva en poliamidas.

Esta compañía cuenta con máquinas robotizadas con garras de fijación cuya fabricación, en gran medida artesanal, es unitaria, y depende del modelo y el año del automóvil. Una tarea lenta y que supone unos elevados costes.

“Para una garra como las que usa esta empresa se necesita aproximadamente una semana de trabajo entre medición, mecanizado, ajustes y puesta en producción”, explica Miguel Mora, ingeniero 3D en el Solitium Innovation Center, el centro tecnológico de Grupo Solitium, donde se testan las posibilidades de la fabricación aditiva y se prestan servicios de Ingeniería 3D para compañías que estén implementando procesos de producción aditiva. Un tiempo que se alarga en el caso de resina, “ya que el proceso es más complejo”, advierte Mora.

Ahorro de tiempo y trabajo

Apostar por la Impresión 3D en la industria no responde únicamente a una necesidad que obliga el cambio de paradigma que estamos viviendo y que empuja a que todos los sectores, sin excepción, adopten la tecnología como base angular de su ADN. También hay motivos prácticos y de producción que deben evaluarse para lanzarse a la vanguardia de ciertas tecnologías.

Guardian descubrió que, en su caso, el tiempo de trabajo podría reducirse significativamente, lo que supone un ahorro de costes y una mejora en su producción.

“Nosotros somos capaces de medir los componentes, modelarlos e imprimirlos en, aproximadamente, 6 horas”, asegura Mora, quien, además, señala que “sumando los tiempos de ajustes y correcciones prácticamente se puede considerar que de un día para otro la garra entre en producción”.

Y todo gracias a la Impresión 3D, que trabaja con poliamidas en lugar de con aluminio, lo que permite reducir la conductividad térmica y el peso de la pieza

producida, y posibilita una bajada significativa de los costes que debe asumir la empresa, pues el aluminio es cinco veces más caro que la poliamida.

Reorganizar el talento interno

El ahorro de costes y de tiempo de producción se unen a la mejora de condiciones laborales para el operario, “que puede desarrollar su carrera liberándose de horas de trabajo para dedicarse arealizar otro tipo de utillajes, mantener la línea de producción, acometer nuevos proyectos de I+D+i en los que es parte fundamental, y un largo etcétera”, defiende el ingeniero de Grupo Solitium.

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